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Nutricionistas derriban mito de metabolismo lento asociado a la obesidad

Por Osvaldo Soto / 6 de octubre de 2019
Académicos de la Carrera de Nutrición y Dietética UC explican el error en responsabilizar como causa de la obesidad al metabolismo lento en lugar del consumo calórico excesivo.
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Por largo tiempo las personas con obesidad han culpado a su metabolismo lento como la causa de su exceso de peso. Esto ha llevado al consumo de múltiples sustancias para acelerar su metabolismo, tales como cafeína, té verde, agua fría, hormonas tiroideas, entre otras. Sin embargo, después de muchos años, ninguna de estas estrategias ha sido exitosa en el combate de la obesidad. Un  estudio liderado por la Carrera de Nutrición y Dietética UC, junto a otras instituciones de Estados Unidos, Reino Unido y China, abordó los desafíos y progresos en el análisis del metabolismo energético en roedores de laboratorio.

La idea de que los obesos tienen un metabolismo lento proviene de estudios publicados en los años 80. Estos mostraron que los obesos al ser comparados con delgados tenían mayor tasa metabólica (en kcal por día). Aunque en ese tiempo el hallazgo no era obvio, con el tiempo resultó ser esperable. En efecto, los obesos al tener mayor peso corporal, también gastan más energía respecto a alguien con menor peso, es decir, un delgado.

Esto motivó la necesidad de comparar el metabolismo de obesos y delgados independiente de su peso corporal. Para ello se usó un procedimiento intuitivamente aceptable, que es dividir la tasa metabólica por el peso corporal. Este análisis mostró que los obesos tenían menor tasa metabólica por kg de peso corporal respecto a los delgados.

No obstante, esta manera de comparar el metabolismo entre individuos de distinto peso corporal es incorrecto, asegura Carolina Aguirre, académico de la Carrera de Nutrición y Dietética UC. “El uso de razones, en este caso tasa metabólica/kg de peso, resultará en razones cada vez menores en la medida que aumenta el peso corporal”, explica la académica. Un ejemplo de esta situación ocurre cuando una persona decide ahorrar $100.000 mensuales por un año, y parte con un ahorro de $500.000. Al cabo de 3, 6 y 12 meses, tendrá $800.000, $1.100.000 y $1.700.000, respectivamente. Al dividir la cantidad ahorrada en cada momento por el número de meses, muestra que el ahorro por mes se reduce con el paso del tiempo desde $266.667, luego $183.000 y finalmente $141.667, respectivamente. Este ejemplo muestra que el uso de razones genera una situación artificial, pues la persona ahorró $100.000 por mes. Segundo, esa razón (ahorro mensual) disminuye con el paso del tiempo. Esta situación ocurre cuando se compara el metabolismo energético mediante razones, donde a mayor peso corporal, menor es la cantidad de energía gastada por kg de peso.

Aguirre señala que existe un método matemáticamente correcto de comparar la tasa metabólica entre obesos y delgados. “Este análisis ha mostrado que las personas con obesidad poseen un metabolismo similar al de individuos delgados. Es decir, no poseen un metabolismo más lento. Por otra parte, la evidencia es suficientemente sólida para sustentar que la causa de la obesidad es mayoritariamente o incluso totalmente atribuida al exceso de ingesta energética”. Por lo tanto, los esfuerzos deben dirigirse a entender los factores que determinan esa mayor ingesta, con el objetivo de diseñar estrategias que nos permitan reducir la obesidad.

Por su parte, José Galgani, académico de Nutrición y Dietética de la Pontificia Universidad Católica de Chile, responsable del mencionado estudio en conjunto con investigadores del Pennington Biomedical Research Center (Estados Unidos), Institute of Biological and Environmental Sciences (Reino Unido) y el Institute of Genetics and Developmental Biology (China), señala que el gasto de energía del cuerpo corresponde a la suma de la actividad metabólica de tejidos y órganos. Por lo tanto, animales (y humanos) con diferente tamaño de órganos y tejidos difieren en su gasto de energía. “Las tecnologías para medir el gasto energético en humanos y roedores han logrado un progreso notable que no justifica seguir con prácticas matemáticamente incorrectas para comparar el gasto energético entre individuos”, sostuvo Galgani.

Link al estudio:

https://www.nature.com/articles/s41592-019-0513-9

 

 

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