Valdivia no pasa a Osorno y viceversa, Ancud no pasa a Castro y viceversa y a Puerto Montt nadie lo pasa. Chile es un país tremendamente heterogéneo y sus ciudadanos también tienen ciertas diferencias que tan sólo se pueden explicar por sus historias o circunstancias que los hicieron tomar caminos diferentes a sus vecinos. Las rivalidades entre ciudades chilenas existen desde el inicio de la República y hasta se ve como algo gracioso que bien supo festinar el personaje Condorito con la rivalidad de su querido Pelotillehue contra su aborrecida Buenas Peras.
Pero no hay que echar mano a las caricaturas, pues hay rivalidades clásicas, a veces exacerbadas por los enfrentamientos deportivos, donde abundan las burlas o reclamos entre ciudades como Arica e Iquique, Coquimbo y La Serena, Valparaíso y Viña del Mar o Talca y Curicó, por nombrar a algunas. En todo caso, estas rivalidades no llegan a extremos épicos como la de los “shakespearanos” Montescos y Capuletos, como sí está ocurriendo en otras ciudades de América Latina donde se llega derechamente a la violencia. En el sur de Chile ese no es el caso.
La historia del surgimiento de las ciudades es vital a la hora de encontrar una razón lógica a la rivalidad casi tribal entre una y otra. En los casos de Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Ancud y Castro a veces hay que remitirse a hechos históricos, tal como la colonia, las guerras de la independencia, la influencia de los inmigrantes y, muy especialmente, los enfrentamientos deportivos, donde el básquetbol y el fútbol han hecho historia con esos encuentros.
El profesor de historia de la Universidad Austral de Chile Ricardo Molina tiene ciertas teorías que podrían darnos luces para estas historias.
DESTRUIDAS Y RENACIDAS
Curiosamente si uno ve los orígenes de las ciudades de Valdivia y las de Osorno hasta podría decirse que eran hermanas, más que rivales.
Santa María la Blanca de Valdivia fue fundada el 9 de febrero de 1552 por Pedro de Valdivia, mientras que San Mateo de Osorno se fundó el 27 de marzo de 1558 por García Hurtado de Mendoza. Posteriormente, tras el gran alzamiento mapuche-huilliche de 1598 Valdivia fue destruida en 1599 y Osorno en 1602.
El profesor Ricardo Molina explica que como en 1643 España tuvo noticias de las correrías holandesas por el sur del Reino de Chile y en 1645 inicia el repoblamiento de Valdivia y construcción de las fortalezas de la costa. Osorno, en cambio, debió esperar hasta 1796 para ser refundado, tras el inicio de la construcción del Camino Real que unía Corral hasta Maullín. Lo cierto es que esa reconstrucción de Osorno no habría sido posible sin los valdivianos, pues el Batallón Valdivia fue el que tomó posesión de las ruinas de la ciudad y levantó el fuerte Reina Luisa en 1794 y que a la postre permitió el asentamiento definitivo de Osorno.
En base a esos hechos, Molina comenta: “ese diferencial hace creer a los valdivianos que tienen un siglo y medio más de historia que los osorninos. Por otra parte, el que Osorno haya sido reconstruida y repoblada, tuvo que ver con los esfuerzos que valdivianos desde el norte y chilotes desde el sur lograron encontrar su antiguo asentamiento en el marco de las faenas de reconstrucción del llamado Camino Real entre Valdivia a Chiloé (conocido también con el nombre de Camino de Pusterla en honor al Ingeniero militar español Mariano de Pusterla, por lo demás gobernador de Valdivia”.
COLONIZACIÓN ALEMANA
Otro hecho que silenciosamente fue marcando rivalidad fue los desarrollos comerciales de ambas ciudades tras el enorme aporte de los colonos alemanes en la segunda mitad del siglo XIX. Molina precisa que la cooperación entre ambas ciudades era clave: “Con el auge industrial valdiviano, muchos insumos y abastecimientos venían desde Osorno (ganado, cueros y otros productos derivados) y Los Llanos (harinas de La Unión y Río Bueno). En tal sentido, se produjo cierta relación de dependencia entre Valdivia y Osorno, por tanto una rivalidad siempre presente y vigente, que la pudimos apreciar todos cuando se discutía poco antes del 2007 respecto de qué territorios iban a formar parte de la creación de la nueva Región de Los Ríos”.
Ya en el inicio del siglo XX era claras las etiquetas de ambas ciudades en el orden socio-económico, tales como los “valdivianos industriales y/o intelectuales” versus los “osorninos terratenientes y ganaderos”. Según Molina, “los alemanes que se quedaron en Valdivia eran intelectuales y profesionales, en tanto que los que se radicaron en Llanquihue (con extensión a Osorno), eran campesinos y artesanos”.
UNIVERSIDAD Y NUEVA REGIÓN
En 1954 se crea la Universidad Austral de Chile como un movimiento que surgió entre los ciudadanos valdivianos, lo que les dio aún más categoría de intelectuales sobre los osorninos.
Desde la década de los ochenta se afianzó el movimiento de la Nueva Región que en un comienzo pretendió sumar a Valdivia, La Unión y Osorno como ejes de la futura región, no obstante las autoridades osorninas y su comunidad rechazaron siquiera la posibilidad de estar ambas ciudades en una región y depender una de otra.
Los osorninos, en cambio, se convirtieron en la ciudad líder de la producción de leche y carne y hasta tienen un festival de la canción que se ha hecho famoso entre la farándula nacional.
DEPORTISTAS
La rivalidad entre osorninos y valdivianos recrudece en los deportes, muy especialmente en el básquetbol. La creación por parte de la Sociedad Periodística Sopesur del campeonato Provincias del Sur fue todo un espectáculo, sobre todo a partir de los años sesenta donde el partido más esperado era el de las selecciones de Valdivia y Osorno. Las odiosidades crecían más cuando se levantaban a jugadores de equipos contrarios, tal como ocurrió cuando baquetbolistas valdivianos como Nelson Méndez o Claus Prützmann jugaron por Osorno o cuando los osorninos Ricardo Hellwig o Erik Carrasco defendieron a Valdivia.
Con la llegada del fútbol profesional al sur de Chile, los partidos entre Deportes Valdivia y Provincial Osorno eran clásicos, al igual que los insultos. Los valdivianos llamaron despectivamente “Las Vacas” al equipo de Los Toros, mientras que los osorninos se reían de Valdivia diciéndoles “Los Patos”. Lo gracioso fue que a la prensa valdiviana le gustó el apelativo y lo usó para hablar de “Los Patos del Calle Calle” para referirse de su equipo, sin descubrir que era una burla osornina.
En la década de los noventa Osorno tuvo un claro avance deportivo con la creación de su Villa Olímpica junto al gimnasio María Gallardo y se empezó a destacar en deportes como el atletismo, superando el pasado deportivo de Vadivia.
Sin embargo, Valdivia fue elegido por la Federación de Básquetbol de Chile, que lo respaldó ante FIBA América, para ser sede de los sudamericanos de selecciones en 2001 y de clubes en 2002 y desde ahí el famoso Coliseo Antonio Azumendy recbió el apelativo de “la Catedral del básquetbol” por los aficionados de este deporte.
En el próximo capítulo estudiaremos la rivalidad entre las ciudades chilotas de Castro y Ancud.
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