“Mira papito, en este trabajo llevo hartos años, por algo será, pero no soy protagonista, las figuras son los jugadores jajaja. Ellos son los importantes”.
José Rojas se muestra reacio en un principio a la solicitud de entrevista para Diario de Valdivia.
Acostumbrado a actuar tras el escenario, en la trastienda del espectáculo, considera que es raro que un medio se interese en el trabajo que realiza desde hace un par de décadas.
Para él, lo central está en la cancha y es ahí donde los basquetbolistas del Club Deportivo Valdivia son los importantes.
Pero quién es José Rojas, más conocido como “Pata” por sus cercanos y deportistas que han trabajado con él.
Pues bien, Rojas es el utilero del CDV desde casi finales de la Dimayor, por allá por el 2013.
Desde entonces se ha hecho cargo del camarín albirrojo y las necesidades de los deportistas profesionales y juveniles que integran el plantel valdiviano en la máxima competencia del básquetbol nacional.
Allí ha disfrutado de los triunfos en la Liga Nacional y Saesa, pero también compartió el sabor amargo de la derrota en algunas eliminaciones.
En los partidos que se juegan en el coliseo Antonio Azurmendi ve cómo los jugadores son presentados como estrellas. Él, junto al cuerpo técnico, mira y aplaude desde un costado, pero pronto pasará a la banca donde estará atento a las toallas, a las camisetas y al agua para hidratar a los deportistas.
Como es conocido, la gente que asiste a los partidos lo saludan y hablan un par de palabras que Rojas responde rápido, como si las frases se le atragantaran.
Pocos sabes eso sí, que este valdiviano neto estudió en la Escuela 1, luego en el Liceo de Hombres de la ciudad, Universidad Técnica y posteriormente, en la Universidad Austral donde completó tres años en la carrera de Pedagogía en Matemáticas.
También que trabajó por más de diez años en la recordada radio San Sebastián FM. Allí supo de compartir en equipo con productores, reporteros, y locutores, pero también aprendió de música, casettes y discos compactos.
Hoy comprometido ciento por ciento con el Club Deportivo Valdivia mira con entusiasmo las fechas definitorias en las que está el equipo que dirige Gabriel Schamberger.
José Orlando Rojas Ordeix, 75 años, valdiviano. Cuenta que estudió para ser profesor de matemáticas, pero no continuó porque esa importante labor no cumplió sus expectativas.
“Lo que pasa es que me quedé sin recursos y no pude terminar la carrera. Llegué hasta tercero. Pienso que soy bueno para los números y para enseñar. Me hubiese gustado haber sido profesor, pero después la pienso bien y digo que está bien que me haya ido”, comenta a Diario de Valdivia en el coliseo Antonio Azurmendi, lugar donde por estos días Rojas tiene su centro de operaciones.
-¿Por qué no continuaste?
“Es que no era lo que esperaba. Yo creía que era otra cosa. Cuando estudié, el profesor era como el papá, se le respetaba. Ahora no. No hay respeto”.
-¿En qué trabajaste después?
“Ingresé a la radio San Sebastián. Ahí estaba el productor Pato Colombo. Yo trabajaba con locutores y controles. Estaba a cargo del archivo musical de la radio y decidía qué música salía al aire. Después se creó el programa Radiodeportes y tuve un acercamiento con esta área. Y cuando faltaba un técnico ahí estaba yo. Tirábamos cables para transmitir desde el coliseo y el estadio”.
-Eran otros tiempos…
“Claro. Ahora no se ven los cables, todo es por celular y computador”.
-¿Por qué te dicen “Pata”?
“Ese es un apodo de mi papá. Él jugaba a la pelota a pata pelá. Yo quedé con ese sobrenombre”.
Orlando Rojas destaca el trabajo que ha desarrollado con el actual concejal Francisco Eguiluz. Con él ha desempeñado labores en la Municipalidad de Valdivia y lo ha acompañado en esa área.
Con él también conoció a la dirigencia del Club Deportivo Valdivia y se enteró de las gestiones realizadas para mantener con vida a la institución.
“Una vez acompañamos a dejar a un jugador extranjero que se iba de la ciudad. Ahí los directivos me conversaron que se necesitaba un nuevo utilero, porque no continuaría la persona que estaba. Me dieron esa posibilidad y acepté. Estábamos terminando la Dimayor y comenzaría pronto la Liga Nacional de Básquetbol”, comenta.
Poco a poco el “Pata” se fue interiorizando del accionar del club y aprendió el trabajo necesario para que las cosas funcionen. “Había muchas cosas que hacer, no sólo el camarín. Tenía que preocuparme de los carteles que se instalaban en el coliseo, de los implementos y muchas cosas más”, recuerda.
Se hizo tan necesario y especializado en esa labor que pueden pasar técnicos y jugadores y Rojas Ordeix continúa en ese puesto.
“¿Por qué no me cambian? ¿por qué no buscan a otro?, es porque creo que he hecho un buen trabajo”, dice.
-¿Recuerdas el primer plantel con el que trabajaste?
“Uff, han pasado los años. Debe haber sido con el entrenador Marcos Guzmán. Nadie me enseñó esta cuestión. Fui aprendiendo. Manu Córdoba me retó 1.488 veces, hasta que aprendí. Cuando se fue continué con Gabriel Schamberger y aquí estamos”.
-En todos estos años te has encontrado con varios jugadores especiales…
“Ha habido hartos que son estrellas. Recuerdo especialmente a Erick Carrasco. No le podías dejar la camiseta desordenada. Tenía que estar dobladita en el lugar donde se equipaba. Habías que decirle ¿qué más necesitas papi? Otros me decían, deja las cosas ahí nomás, que te preocupai… Erick estaba en la selección chilena. Igual que el “Chapa” Suárez, se preocupaban por detalles”.
“Siempre me he encargado de pasarles el agua y las toallas en la mano. He visto que otros se las lanzan, pero yo no. Cuando hay muchas cosas que hacer me ayuda el kinesiólogo. Nos ponemos de acuerdo para arreglarlo en el camino”.
-¿Qué jugador ha pasado por el club y tú has pensado que era bueno?
“Hay varios. “Chapa” y Erick tienen que estar. Me acuerdo de Lino Sáez, Jorge “Pistolero” Soto, ufff hay tantos que no me acuerdo. Los buenos son los que te sacan campeón”.
-¿Con cuánto equipo debes moverte para los viajes?
“Con dos o tres maletas grandes. Con equipamiento para al menos 12 ó 13 jugadores”.,
-¿Te ha pasado que alguna vez se te han perdido?
“Sí. A veces he llegado a Santiago sin las camisetas”.
-¿Qué se hace en esos casos?
“Entramos rápidamente en contacto con la empresa donde se manda a hacer la indumentaria. Por lo general, tienen en stock camisetas por cualquier eventualidad”.
-¿Alguna vez te han robado camisetas?
“Uffff. En hartas partes. En Osorno, por ejemplo. Antes del partido dejo equipo en las bancas. Cuando me doy vuelta encuentro que me faltan cosas. A veces hay gente que me pide camisetas de recuerdo, pero yo no les puedo entregar. Me han sacado el agua o las bebidas isotónicas para los jugadores”.
-¿Te ocurrido otra anécdota en las canchas?
“Pasa que alguna mamá me pide el camarín para mudar a sus guaguas. No me hago problemas y se los cedo. Ahí les digo a los jugadores: oye papito, está ocupado el camarín… Ellos entienden”.
-Tú eres el que manda en el camarín…
“Sí, me encargo de armarlo. Coloco el equipamiento con anticipación por si me falta algo. Al principio me ocurrió un par de veces, pero iba a la casa corriendo y volvía”.
-¿Cuáles han sido las canchas más complicadas donde te ha tocado trabajar?
“Osorno y luego Ancud. El público está al lado tuyo. Durante los partidos te dicen y te lanzan de todo. A veces uno no aguanta y dan ganas de responder, pero uno tiene que hacerse el leso”.
-Son muy hinchas de sus equipos…
“Lo que pasa es que el básquetbol es como lo único que tienen. Juegan fútbol, pero ahí nomás. Los hinchas son complicados y presionan. Uno se queda esperando horas para que se vaya la gente y ahí sacar tus cosas. A veces tenemos que salir con Carabineros”.
-¿Con qué técnico te has llevado mejor?
“Bueno, he tenido pocos, pero recuerdo a Manu Córdoba, Marcos Guzmán, Anthony Bishop y ahora con el profe Schamberger o “sánguche” como le digo yo jajaja”.
-¿Cómo es el plantel actual?
“Sí. Hay un buen grupo. La gente lo entiende y lo apoya, tal como ocurrió en el último partido ante Ancud donde el coliseo estaba lleno. Es un partido que siempre atrae gente, aunque no definan nada”.
-¿Este equipo está para llegar a la final del torneo?
“Sí. Diría que Colegio Los Leones es menos equipo que Ancud. Tienen un gimnasio chico. Eso sí, están acostumbrados a jugar acá en Valdivia. En su serie le ganaron con problemas a Español de Osorno. Yo creo que se puede hacer y en la final pasa cualquier cosa.
-¿El coliseo es la catedral del básquetbol chileno?
Sí, sí. Además, esta es como mi segunda casa”.
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